A menudo paso por allí andando y siempre se repite esta misma imagen. Sentado en el hueco de un árbol, está este hombre tallando esculturas en la madera.
A su alrededor va pasando la gente. El hombre, eso sí, continúa como si nada sumido en sus pensamientos y esgrimiendo formas, mientras pule el material, ajeno al paso del tiempo.
Las herramientas que utiliza, son totalmente simples: una especie de navaja pequeña que va deslizando con precisión sobre un tablón de madera. A su alrededor algunas bolsas, y restos de otras esculturas talladas.
Siempre me ha llamado la atención que nunca pide dinero. Tampoco vende sus obras. Alguna vez he presenciado algún intento de transacción que ha quedado en nada. Simplemente se queda allí, a lo largo de las horas, absorto en sus creaciones. Cuando se hace de noche recoje sus bártulos y se aleja en silencio.
Siempre me ha dado curiosidad ese señor. Me pregunto a dónde irá cuando se aleja del árbol, si tendrá familia, hijos, mujer, si estará feliz o se sentirá triste, y si ese es el motivo por el que pasa largas horas frente a un trozo de madera, intentando olvidar a golpe de navaja alguna historia pasada. Tal vez no sea nada de eso, y como casi siempre, las cosas sean mucho más simples y simplemente le guste estar allí, en el hueco de ese árbol, esculpiendo sus obras. Sin más razón que pasar allí un rato.
Ayer volví como muchos días a pasar por allí, y le robé una foto sin que se diera cuenta :), una forma de inmortalizar el trabajo de aquel hombre y hacerle un homenaje, a mi manera, a alguien que destaca entre la multitud. Una persona que parece ir a contracorriente, haciendo simplemente lo que le gusta, ajeno al bullicio.
Por aquí os cuelgo la fotillo. Por si le queréis ver alguna vez, está cerca de la zona de Goya...
Pasar buen lunes!!
